Un cubano, una venezolana y un gallega entran en un bar de Guadalajara. Podría ser el principio de un chiste o una situación real después de una jornada de entrenamientos de dos de las medallistas olímpicas de Tokio 2020 en triple salto.

Yulimar Rojas, campeona y nueva poseedora del récord del mundo (batió el legendario 15.50 de Inessa Kravets que logró en Goteborg 1995), y Ana Peleteiro, bronce y plusmarquista española, celebraron en la pista del Estadio Olímpico sus respectivos éxitos como si una fuera familiar de la otra. Y es que casi lo son. Se tratan como hermanas desde que se pusieron a las órdenes de toda una institución del salto de longitud, el legendario Iván Pedroso

No es casual que cuando Rojas hizo el último salto (ya era campeona), el 15.67, la primera en abrazarla fuera la española.

La conexión entre Iván Pedroso (oro olímpico de longitud en Sydney 2000 y tetracampeón del mundo) y Yulimar Rojas llegó de la manera más absurda: por un mensaje de Facebook. La venezolana le escribió un privado en 2015 preguntándole si le veía potencial, y por entonces ella ya empezaba a despuntar en campeonatos de su país y Panamericanos. Al año siguiente ya fue plata en Rio 2016, sólo superada por Catherine Ibargüen.

De ahí para arriba. A las órdenes de Pedroso, y afiliada al club de atletismo del FC Barcelona, Yulimar Rojas ha ido creciendo en este ciclo olímpico hasta el punto ya no sólo de ser la favorita, sino de que se daba por supuesto que iba a batir el hisórico récord del mundo, vigente desde Goteborg 2015. Precisamente el Mundial en el que su entrenador se proclamó campeón por primera vez.

Un padre deportivo para Ana Peleteiro

El potencial de Ana Peleteiro se veía desde que era una junior. En la RFEA eran conscientes de que el diamante que tenían en sus filas podía darles muchas alegrías, pero ella no se sentía del todo cómoda en el ambiente del atletismo español. Por eso, cuando supo que el mítico Iván Pedroso había montado su propio equipo de entrenamientos, se unió a él sin pensarlo

Me sacó de la mierda», confiesa la risueña gallega sobre su entrenador, que se siente una afortunada por crecer al lado de la nueva campeona olímpica. «Hay que saber de dónde vienes. Y yo más que el color de una medalla, miro el esfuerzo. Ves a Yuli, que ha venido de la pobreza, que lleva desde diciembre sin ver a la familia y flipas. Se lo merece más que nadie ese oro», elogia sobre su casi hermana. Rojas, Peleteiro y Pedroso, a los que se une el marfileño Nelson Évora (también triplista), forman el ‘Pedroso’s team’.

El cubano ‘obligó’ a sus pupilas a salir de Tokio con ‘chapa’, y a Peleteiro casi se le escapa de las manos. «Se ha cabreado después del cuarto salto y yo me he dicho, si está así, tengo que responder como sea», afirmaba la séptima medallista en estos Juegos Olímpicos, en referencia a ese cuarto intento en el que se vio por instantes adelantada por la jamaicana Rickets.

¿Qué le queda ahora? Lo primero, descansar. Lo segundo, el próximo reto: llegar a los 15 metros. «Pero antes, unas buenas vacaciones», sonrió. Bien merecidas las tiene, antes de que su entrenador la vuelva a llamar al tartán manchego

Por radioweb

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